Qué buen comienzo tú y yo, la mañana es cálida, sacar la estrella del árbol. Qué sorpresivo y qué prometedor, un beso robado, mi pregunta: ¿lo hacemos otro día? Sabés cómo van a criticarnos… Nos reímos. Tu amor tan veloz, abandona el árbol, tiende manteles, dobla servilletas con forma de capeletis. Eso me atrapó. Los platos se deslizan hacia los bordes. Los cubiertos a los lados, como dientes de cierre relámpago. Es mediodía. Se me da por sentarme a la mesa. Si estamos bien, estamos mal.