Confesión de Jorge Luis Borges

Revista Número 18

A Leonor Acevedo de Borges

Quiero dejar escrita una confesión, que a un tiempo será  íntima y general, ya que las cosas que le ocurren a un hombre les ocurren a todos. Estoy hablando de algo ya remoto y perdido, los días de mi santo, los más antiguos. Yo recibía los regalos y yo pensaba que no era más que un chico y que no había hecho nada, absolutamente nada, para merecerlos. Por supuesto, nunca lo dije; la niñez es tímida. Desde entonces me has dado tantas cosas y son tantos los años y los recuerdos, Padre. Norah, los abuelos, tu memoria y en ella la memoria de los mayores, los patios, los esclavos, el aguatero, la carga de los húsares del Perủ y el oprobio de Rosas, tu prisión valerosa, cuando tantos hombres callábamos, las mañanas del Paso del Molino, de Ginebra y de Austin, las compartidas claridades y sombras, tu fresca ancianidad, tu amor a Dickens y a Eça de Queiroz, Madre, vos misma. Aquí estamos hablando los dos, et tout le reste est littérature, como escribió, con excelente literatura, Verlaine.  

J.L.B. 

 

Dicho prólogo corresponde a las Obras Completas de Jorge Luis Borges de EMECÉ EDITORES S.A 1974. 

 

 

 

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