Archivo

Árbol de Diana por Octavio Paz

Árbol de Diana, de Alejandra Pizarnik. (Quím.): cristalización verbal por amalgama de insomnio pasional y lucidez meridiana en una disolución de realidad sometida a las más altas temperaturas. El producto no contiene una sola partícula de mentira. (Bot.): el árbol…

Confesión de Jorge Luis Borges

A Leonor Acevedo de Borges Quiero dejar escrita una confesión, que a un tiempo será  íntima y general, ya que las cosas que le ocurren a un hombre les ocurren a todos. Estoy hablando de algo ya remoto y perdido, los días…

Prólogos

En el segundo siglo de nuestra era, Luciano de Samosata compuso una Historia verídica, que encierra, entre otras maravillas, una descripción de los selenitas, que (según el verídico historiador) hilan y cardan los metales y el vidrio, se quitan y…

Prólogo de Federico García Lorca

Amigo lector: Si lees entero este libro, notarás en él una cierta vaguedad y una cierta melancolía. Verás, cómo pasan cosas y cosas siempre retratadas con amargura, interpretadas con tristeza. Todas las escenas que desfilan por estas páginas son una interpretación…

Ceremonias

Hélène Vogelsinger ademas de estar sumergida casi todo el día en la creación de sonidos ambient, disfruta la lectura de Fernando Pessoa, a quien cita religiosamente en entrevistas o mediante redes sociales. Más una exploradora sónica que compositora cerebral, Vogelsinger…

Yo acuso

Yo acuso Por Émile Zola […] Yo acuso al teniente coronel Paty de Clam como laborante −quiero suponer inconsciente− del error judicial, y por haber defendido su obra nefasta tres años después con maquinaciones descabelladas y culpables. Acuso al general…

Argento

Negro Ortega Cuentos completos Abelardo Castillo Perdoname, pibe, está pensando Ortega, abrazado a las piernas del muchacho. Y el sudor, y la sangre que baja desde el arco roto de la ceja, y los lamparones lechosos de los globos de…

Las ciudades invisibles

Las ciudades y los signos 1 De Las ciudades invisibles Italo Calvino El hombre camina días enteros entre los árboles y las piedras. Rara vez el ojo se detiene en una cosa, y es cuando la ha reconocido como el…

Being Alive

El borde peligroso de las cosas De Nadar de noche De Juan Forn (…) —¿Lo que más me gustaría? Bueno. Ya que estamos en el tema. Pero te aviso que no va a parecer apasionante, precisamente. En fin, qué más…

El caballero de la noche

Mi perdición De Alfred Hayes Me alejé a rastras del arbusto que crecía junto a la ventana y eché a correr. La huida era lo único que me daba seguridad. Si paraba, me pondría a aullar. Sabía que no tenía…

De qué hablamos cuando hablamos de amor

Rey, Dama, Valet De Vladimir Nabokov Editorial Anagrama (…) Tintineó el timbre de la calle. Tom rompió a ladrar animadamente. Martha enarcó, sorprendida, sus finas cejas. Dreyer se levantó con una risita contenida, y, sin dejar de masticar, fue al…

El gran sueño americano

“Los intereses de la compañía” De El gran sueño del paraíso Sam Shepard Editorial Anagrama (…) Y esos tíos, seguro que entre los dos pesaban cuatrocientos kilos, en serio. Y ahí están, con barba de tres días, el pelo largo…

Infancia

Éramos unos niños Patti Smith Editorial Lumen (…) En invierno, construimos fuertes en la nieve y yo capitaneé nuestra campaña, trazando mapas y elaborando estrategias de ataque y retirada. Libramos las guerras de nuestros abuelos irlandeses. Entre naranjas y verdes.…

Pibes

Una misma noche Leopoldo Brizuela Editorial Alfaguara Cuando corrí a la puerta ya estaban hacía rato, se veía, en la vereda. Miraban, alejándose, el balcón, los techos. El tipo que había tocado el timbre apareció ante mí, de pronto, de…

El hombre común

Opendoor Iosi Havilio Editorial Entropía (…) Boca y Jaime se la pasan jugando al truco, no se cansan nunca. Tampoco se apasionan, juegan. Mezclan, reparten, y dicen lo indispensable para que el partido siga su curso. Y anotan todo, punto…