El cuento
El pan de las palomas
Silvia Appugliese
Habíamos quedado con papá en encontrarnos cerca de las boleterías de la estación, hacía bastante que no lo veía. Llegué y miré hacia Federico Lacroze, después hacia Guzmán; sabía que igual él iba a verme primero, pronto escuché su voz que me llamaba de atrás. Me di vuelta y me abrazó fuerte, yo también lo abracé. Sentí su nuca fría, la tela áspera de su campera. Bajé los brazos antes que él, de a poco, para que no se diera cuenta de que me incomodaba. Acomodé la cartera con los apuntes de la facultad, él volvió a calzarse la vieja carterita negra bajo el brazo. Me alivió que hubiera poca gente en la estación, solamente una mujer se detuvo un instante a mirarnos, después siguió su paso hacia el andén.