
El cuento
Mecanismo de escape
Por Sebastián Martinez
Desde una semana antes, tal vez un poco más, mi vieja era puro nervio. El ambiente en casa se iba poniendo cada vez más espeso a medida que se acercaba el 24. Los preparativos arrancaban antes de tiempo, exageradamente antes de tiempo. Como si fuésemos a recibir a una multitud.
Mi vieja se despertaba con una expresión severa y la mantenía durante todo el día. Destilaba fastidio, escupía frases cargadas de bronca. No sabíamos bien a quién iban destinadas; Rafa y yo nos llevábamos la mayor parte sólo por estar ahí.