El cuento
Té blanco
Por Cecilia Garino
Salgo de la fiesta y la veo. Las dos estamos solas. Ella dice que lleva un rato esperando. Tiene una valija y un paraguas. Pero lo extraño es la ropa. Lleva una pollera acampanada. Quiero darme cuenta de si tiene o no miriñaque. Es imposible un miriñaque, pero su pollera también es imposible. Además lleva un sombrero tipo hongo, pestañas larguísimas. Se me ocurre que es actriz, pero en la fiesta no hubo ningún show.
—No va a venir —insiste— el remís me dejó plantada.