El cuento
La vida, la muerte, el queso brie
Por Fernanda Cava
Papá y mamá estuvieron veinticinco años sin hablarse. Cuando pasaron los diez años de silencio recíproco, ninguno de los dos recordaba el motivo por el que habían dejado de decirse las cosas, pero el desprecio mutuo quedó, incluso creció, y se podía respirar en el ambiente con la densidad de una gelatina vieja. Ambos habían encontrado en el silencio un aliado incondicional, un arma, algo así como una pared donde apoyarse en los buenos y en los malos momentos.