Entrevista a Pablo Ramos

Revista Número 20

Demian Naón

¿Cuál es tu recuerdo más lejano relacionado con la lectura?

En mi casa había dos libros, Cuentos para Verónica de Poldy Bird y la Biblia. Cuentos para Verónica no lo leí todo porque me pareció para señoritas en ese momento, pero mamá me pidió que le pusiera un nombre a mi hermanita, y le puse Verónica porque yo quería que naciera con el nombre de un libro. A la Biblia me aferré mucho, la leí como como si fuera un libro de aventuras.

¿Quiénes eran los Slim? ¿Qué acercamiento al judaísmo te dio leer Sefer Yetzirah?

Eran Teresa y Jaime, dos tenderos judíos que vivían en frente de mi casa de la infancia. Eran personas maravillosas, nos ayudaban, decían que los chicos del barrio tenían que empezar las clases con un guardapolvo nuevo para que el año fuera bien. Los pibes de esa cuadra por lo menos teníamos esa ayuda. Los padres les iban pagando por semana a los Slim. Jaime prácticamente me adoptó, me enseñó a jugar ajedrez y me regaló el primer ajedrez electrónico de esa época. Ellos me acercaron a Sefer Yetzirah, de hecho estoy estudiando hebreo, voy despacito pero voy, tengo el sueño de llegar a tierra santa hablando hebreo. En definitiva el mapa del árbol de la vida que son las diez manifestaciones de Dios fundan mi cristiandad. Yo voy hacia un cristo íntimo, y eso se puede ver desde Sefer Yetzirah, es un mundo de fantasías pero es un mundo que a mí me guía.

¿Llevar un diario personal es hacer literatura? ¿Un diario personal interpela la vida propia en algún momento o solo es un testimonio? ¿Cómo se refleja en tus talleres la experiencia de haber transitado los de Abelardo Castillo y Liliana Heker?

Llevar un diario personal es hacer gran literatura, porque es una literatura destinada a tus seres queridos, destinada a personas concretas, eso lo a aprendí de Liliana Heker. Ordenar mi caos, porque está destinado a los demás. Hablar es caótico, escribir es un sistema hecho por otro que también conoce el sistema, busco mi propia creación de la gramática literaria dentro del sistema del lenguaje español, incluso quebrándolo por momentos. En mi libro En cinco minutos levántate María el será es un futuro imperfecto que está desterrado del habla coloquial, uno dice va a ser varón, no será varón, eso viene del portugués o el gallego, y yo quise hacer un homenaje a mi mamá, esa es mi propia gramática, la que precisa el personaje para expresarse, como dice Manuel Vicente el actor, “Primero hay que coger después embarazarse”. 

Abelardo Castillo y Liliana Heker se reflejan en mis talleres los dos por ser sartreanos y hacerme sartreano a mí. Abelardo Castillo con su idea de la belleza que es lo opuesto a la estupidez. Liliana Heker me decía: “Que las ganas de escribir te agarren trabajando”. El talento hace falta, la suerte también, pero el trabajo y la motivación en la literatura es todo o casi todo. “En la motivación está el verdadero valor de la obra de arte”, decía Sartre.

¿En qué momento de tu vida te sentiste escritor? 

Es superficial lo que te voy a decir, pero realmente me sucedió así, el día que me publicaron El origen de la tristeza, lo compré en la calle Corrientes, el librero me mostró una nota que había salido en Clarín, “Sos vos pablo Ramos”, dijo. Ese día abroché el ticket de compra a la tapa y por la noche dormí con el libro debajo de la almohada. Después en Rosario me registré en un hotel y puse escritor en el espacio que preguntaba la ocupación, es superficial pero fue así.

¿Qué escritores te hubiese gustado que te influyeran y cuáles te han influenciado?

Me hubiste gustado que me influyera Roberto Arlt, si bien lo amo, no influyó en mi literatura contario a lo que dicen muchos. A mí me influenciaron Cheever, Sartre, Carver, Salinger, Capotte, y Borges, que me influyó a leer aunque no esté en mi literatura.

¿Cómo lograr que la prosa desaparezca para que surja el narrador?

Es un trabajo espiritual como decía Abelardo Castillo, uno no corrige texto, corrige persona. Hay que olvidarse de buscar las grandes metáforas, no es poesía, hay que narrar, la solución es esa, si narrás la prosa desaparece. ¿Nos acordamos de la prosa del Quijote o de Pinocho o nos acordamos más de los personajes? En Cuento de hadas en Nueva York a Donleavy no se lo ve tan preocupado de cómo sino de hacia dónde va la narración. La dirección de la narración es lo que da la verdadera forma literaria, desde el personaje hacia el lenguaje. La mejor forma de intentar es llevar un diario personal.

“La candente mañana de febrero en que Beatriz Viterbo murió” es la peor frase del Aleph. ¿Cómo vas a poner La candente mañana si tu amada murió? Después en el texto, aparece el escritor. “No podía vernos nadie; en una desesperación de ternura me aproximé al retrato y le dije: 

–Beatriz, Beatriz Elena, Beatriz Elena Viterbo, Beatriz querida, Beatriz perdida para siempre, soy yo, soy Borges”.

¿Cómo influyó el peronismo en tu literatura?

Lo que influyó fue en mi infancia, en el barrio, en una familia de clase trabajadora que tuvo trabajo y después del 76 perdió todo, pero no puedo decir que el peronismo haya influido en mi literatura, es una cultura que está dentro de mí, por eso no hay una estética a priori que yo reivindique más allá de cierto expresionismo.

¿Cuál es la diferencia entre un alter ego, un yo creativo, y un yo literario?

Hace poco murió mi hermanita, la diferencia sería entre besar una foto suya o abrazar a su hija.

¿Cuáles son las características más cercanas de Gabriel a la vida real de Pablo Ramos? 

Las características más cercanas de Gabriel Reyes son sus defectos no intencionales, cuando se desborda, o es ofensivo. Sus virtudes son las de mi hermano, se llama Gabriel Alejandro, le llevo once meses y lo amo, los dos nombres de los personajes son los de él. Encapsulé, parafraseé y diluí mis grandes defectos de carácter, eso es tremendo para mí.

La Filocalia en la vida de Pablo Ramos, ¿cómo se refleja en la vida de Gabriel Reyes?

Gabriel Reyes se arrodilla frente a determinadas cosas, jode con todo menos con la Virgen María, con ella no me metí, “Tengo un límite no solo de tarjeta de crédito”, dice en El origen de la alegría, y sigue siendo irónico. Ahí se arrodillaba mi abuelo, no jodo con eso, me puedo hacer el ateo con Dios, con Cristo, pero no con la Virgen María, porque ella es una madre, porque ahí es donde yo me arrodillo como se arrodillaba mi abuelo.

¿Podrías contarnos sobre el proceso de escritura y posterior edición, de El origen de la alegría

Fue un duelo. Mis hijos me pidieron que parara, fue una vertiginosa escritura de más de veinte horas por día. Recaí en el alcohol, necesitaba sacar algo de adentro, eran como 700 páginas, aclaro que nadie merece ni leer ni escribir una novela de esa cantidad de páginas. Atravesé la negación, la ira, el enojo, la aceptación. Cuando tuve el primer borrador, me ayudaron María y mi hijo Nuncio, y mi editora Julieta Odebman. Después más tranquilo eliminé 300 páginas.

¿Hay tradición en la literatura argentina después de Borges? ¿La hubo antes en la de Lugones?

¡Claro que sí! Abelardo Castillo y Liliana Heker, Juan José Manauta, Isidoro Blaisten, Costantini, Silvia Iparraguirre, Edgardo González Amer. Mujica Lainez, Haroldo Conti, Juan Forn, Fogwill, Daniel Moyano, Mempo Giardinelli, Osvaldo Bayer, Piglia, Perlongher, Fabián Casas, Walter Lescano. De cada uno que nombro dejo diez afuera. Si algo tenemos los argentinos es tradición de escritores.

¿Creés que exista una nueva literatura en los guiones de las series que se ofrecen en los portales de streaming?

Literatura es todo. Un guionista es un escritor que generalmente se debe sentir defraudado con el resultado final.

¿Creés que exista una literatura llamada del conurbano? ¿Creés que exista una cultura del aguante?

Lo feo es relacionar al conurbano con aguante. El conurbano es finura también, sabés muy bien que me codeé tanto con gente de la Villa Corina, Isla Maciel, como con gente de alta sociedad, que no es tan alta si se ve de cerca. Las mejores mesas estaban puestas en las casas más humildes. La cultura del aguante no me cabe mucho, sobre todo pensando en el programa de mierda que salía por televisión, donde se relacionaba fútbol con violencia, y sin ninguna responsabilidad se lanzaban o se dejaban los comentarios en la edición, no creo que el aguante sea fumando marihuana o tomando cocaína, por algo la gente hace eso a escondidas en los baños y no adelante de sus hijos. Hay una literatura en el conurbano, es como otro país, un lugar de orilleros, hay teatro, hay cine, lo podemos ver en lo que hace Manu Cabral, ahí en Fuerte Apache, para mí un genio de la música y de la literatura con su poesía.

¿Existen géneros en la música o en la literatura o son solo estéticas?

Los géneros son para encasillar, para que la crítica encasille a la música y los músicos, y las disquerías pongan en las bateas a tal y a tal por orden alfabético. El gran arte es una fusión, yo valoro más a esa usina que viene de todo y nos deja algo personal.

¿Un lugar en el mundo?

El Bolsón más Lago Puelo.

¿Un acierto?

Mis tres hijos.

¿Un fracaso?

No tener un cuarto.

Si de un lado de un túnel estuviera quien eras en la infancia y del otro estuviera Pablo actualmente, ¿qué creés que se dirían?

El chico le diría al grande, “Tranquilo no pasa nada”.

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